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Última actualización en Lunes, 10 Junio 2019 11:50
Publicado el Viernes, 07 Junio 2019 09:48

Jornadas Interinstitucionales sobre intoxicaciones por Monóxido de Carbono


El viernes se llevaron a cabo las Jornadas Interinstitucionales sobre intoxicaciones por monóxido de carbono (CO) en el Colegio de Martilleros y Corredores Públicos Departamento Judicial Mar del Plata, Bolívar 2948. 

Del evento participó el Arq. Guillermo Eciolaza, decano de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, el  Mg. Daniel Vázquez; el Dr. Miguel Ponce investigador del Conicet y creador del dispositivo para la detección del monóxido, y Analía Cortés de la UBA. También estuvo presente Miguel Ángel Donsini, presidente del Colegio de Martilleros y Corredores Públicos de Mar del Plata; Luis Silva titular del Foro de la Construcción; y Martín Carrasco presidente del Colegio de Técnicos de la provincia de Buenos Aires Distrito 5. Los presentes destacaron la importancia prevenir y concientizar sobre los riesgos del monóxido de carbono.

En Argentina mueren por año en un promedio de 200 personas por intoxicaciones con monóxido de carbono. En 2018 se registraron más de 2000 casos de este tipo de accidentes. El monóxido de carbono es una sustancia tóxica y altamente peligrosa porque no es detectable a través de los sentidos. Carece de olor, sabor y color. Tampoco irrita los ojos ni la nariz. Por tal motivo, es indispensable informar y prevenir a la sociedad sobre la importancia de mantener bien ventilados los ambientes, el control periódico de la instalación de los artefactos por un gasista matriculado y contar con dispositivos de corte en presencia de monóxido de carbono (CO).

La mayor parte de los accidentes se producen en invierno dado que, ante las bajas temperaturas, las personas tienden a recluirse en un ambiente, manteniendo cerradas todas las aberturas (puertas y ventanas). De esta forma, se le resta oxígeno a los artefactos para la combustión y en consecuencia ésta será incompleta y producirá monóxido de carbono.

Todo material combustible rico en carbono (gas, petróleo, carbón, kerosén, nafta, madera, cartón, papel, plásticos) necesita oxígeno para quemarse. Cuando la cantidad de oxígeno es insuficiente, la combustión es incompleta y se genera monóxido de carbono (CO).

Los siniestros por intoxicaciones por CO son producidos en un 87% por calefones, 8% por calefactores y 5% por cocinas. El monóxido de carbono ingresa al cuerpo a través de la respiración, llegando primero a los pulmones y luego incorporándose a la hemoglobina del glóbulo rojo presente en la circulación sanguínea, desplazando al oxígeno y generando carboxihemoglobina. Eso hace que al disminuir el oxígeno afecte en primer lugar al cerebro, con síntomas como mareos, náuseas y vómitos, y en segundo lugar al corazón, incrementando el riesgo de que se produzcan arritmias cardíacas, infarto de miocardio y la persona fallezca.

Las intoxicaciones por Monóxido de Carbono (CO), se dividen en cuatro formas clínicas:

-Sobreaguda: Los síntomas al comienzo van a estar ausentes ya que el paciente muere en pocos minutos debido a que la concentración de CO en el ambiente va a ser muy elevada (1500 ppm -parte por millón- o más).

-Aguda: Los síntomas de inicio van a ser cefalea, náuseas, vómitos, calambres, convulsiones, infarto de miocardio, daño hepático. Aquí la concentración de CO en el ambiente va a ser menor a 1400 ppm.

-Subaguda: En ésta forma de presentación, el paciente va a estar expuesto al CO durante varios días y a menores concentraciones y los síntomas van a ser cefaleas, mareos, vómitos, alteración digestiva e irritabilidad, los que progresan a cuadros clínicos más complejos, dificultando al médico el diagnóstico de ésta intoxicación y llevando al paciente a que tenga secuelas en el tiempo.

-Crónica: La exposición al monóxido de carbono (CO) va a ser durante meses o años a pequeñas concentraciones, siempre mayores a 50 ppm. Dado que lo tolerable en un ambiente debe ser menor a 50 ppm. El síntoma cardinal va a ser la cefalea crónica que no mejora con analgésicos, trastornos de conducta, síndrome parkinsoniano, pérdida de estabilidad (síndrome cerebeloso) cansancio, insomnio, calambres generalizados, vértigo, temblores, pérdida del olfato, disminución de la agudeza visual, alteración en la visión de los colores, y cuadros psiquiátricos, lo que hace que a las intoxicaciones crónicas se las conozca con el nombre de 'una enfermedad simuladora', que hace mucho más difícil llegar a un diagnóstico correcto.

* Miguel Ponce es un tandilense docente de la Universidad Nacional de Mar del Plata e investigador del CONICET. Desarrolló una tecnología para resolver el problema de la intoxicación de monóxido de carbono a través de un dispositivo que detecta y corta el suministro de gas del artefacto en presencia de exceso de (CO).
El Dr. Ponce forma parte del cuerpo de investigadores del Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales (INTEMA). Este desarrollo, en particular, tuvo una fuerte repercusión a nivel nacional e internacional. A partir de la difusión de esta innovación es posible contar con un dispositivo que corte el gas del artefacto. Inmediatamente, al corte de gas, se genera y emite una alerta al usuario advirtiendo sobre la formación de monóxido de carbono. De tal manera, este desarrollo constituye una aplicación que reduce drásticamente el porcentaje de muertes y accidentes en torno al “asesino silencioso”.
Un estudio realizado en el año 2013 por la empresa ENARGAS, en relación al número de accidentes relacionados con monóxido de carbono deja en evidencia una realidad escalofriante; en Argentina los números de accidentes por causas relacionadas por el exceso de monóxido de carbono se elevan a 1.600 personas, y mueren en un promedio de 200 personas por año. Datos relevados por la empresa 2012 informa que “…7,6 millones de usuarios de gas natural (GN) y cerca del 4,5 millones de usuarios de gas licuado (GLP). Si consideramos un promedio de 3 habitantes por usuario, tenemos que aproximadamente 36,3 millones de personas se abastecen de GN y GLP, o sea cerca del 90% de la población de la República Argentina.”(ENARGAS, 2013)
Lamentablemente muchas de estas muertes se podrían haber evitado, poniendo en práctica el dispositivo desarrollado en el INTEMA hace más de 15 años.